"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Reportaje
Un trabajo hecho a medida
09/01/2012
Blanca Abella
El servicio de Integración Laboral de Autismo Andalucía ha recibido ya numerosos premios, o reconocimientos. Su idea fue tan sencilla como novedosa. Decidieron buscar trabajo en empresas ordinarias para personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista).
El programa elaborado por esta federación inició su andadura en 2006, como una experiencia piloto. Los comienzos siempre resultan laboriosos, pero en este caso parecían complicarse aún más, había que desterrar algunos prejuicios, por ejemplo, aquel que dice que las personas con TEA no pueden trabajar. Sí, sí pueden, y lo están haciendo.
Esa fue la primera idea que se ocuparon de confirmar y divulgar. Pero además, había otra tarea complicada, aunque no lo parezca, que era encontrar a personas adultas con TEA que quisieran trabajar. Así lo explica Rosa Álvarez, directora técnica de la Federación Autismo Andalucía: “Nos costaba mucho localizar a personas adultas con TEA. El problema de este trastorno es que ha sido muy desconocido y ha habido muchas personas que estaban diagnosticadas con otros problemas, como puede ser discapacidad intelectual, enfermedad mental, o incluso sin diagnóstico. Hemos contactado personas con más de 20 años que siempre han sido consideradas raras o extrañas y luego a menudo resultan ser personas con Asperger, que es la rama del autismo que no tiene discapacidad intelectual. Otro problema con la población adulta es que la mayoría de las familias, hasta ahora, ha buscado recursos asistenciales porque los consideran más seguros”.
Según las cifras de prevalencia que nos ofrece Rosa Álvarez, hay una persona con TEA por cada 150 personas, sin embargo en la edad adulta sólo se encuentran 0,75 por cada 10.000. Existe una gran diferencia que demuestra la invisibilidad de muchas personas con TEA adultas. En la actualidad, los casos de TEA se detectan y diagnostican mejor, durante la infancia, pero muchos de los que hoy son adultos no están bien diagnosticados, o no han contado con una oportunidad de trabajo en toda su vida.
Antes de poner en marcha el programa, en Autismo Andalucía encargaron la elaboración de estudios sobre el tema. Uno de ellos sobre la situación del tejido empresarial, las posibilidades que ofrecen las empresas y su disposición a la hora de contratar a una persona con TEA. El otro estudio, estaba dirigido a las personas con TEA, a encontrarlas y conocerlas, saber si estaban dispuestas a trabajar, puesto que ellas son las que deben decidirlo.
A pesar de los problemas, o la complejidad de algunas decisiones y acciones, el programa se puso en marcha: “vimos que el servicio podía tener éxito y nos pusimos en marcha”, afirma Rosa con decisión.
Un programa especial
Y además, casi tan importante como esa inserción laboral es la intención de promover la autonomía de las personas con TEA para que puedan desenvolverse en todos los ámbitos normalizados de la vida de la comunidad, con decisiones propias y en igualdad de oportunidades con los demás. Ellos sueñan con una vida como cualquier otro, quieren una casa, una familia, un coche, dinero, sentirse útiles… y así lo han contado, según afirman en la federación andaluza.
Este programa sigue la metodología del empleo con apoyo, los trabajadores son contratados por empresas ordinarias pero cuentan con el apoyo de mediadores laborales. Pero antes de lograr ese empleo, el programa observa una serie de pasos fundamentales. Se trata de un programa integral, permanente y estable en el tiempo, y lo que es más importante, está absolutamente centrado en la persona.
“Uno de los aspectos más novedosos de este programa es la propia filosofía del mismo, es muy pequeño porque hemos apostado por la calidad, para que pueda ser un programa personalizado. El seguimiento y el apoyo a la persona es a medida”, explica Rosa Álvarez.
Una vez localizada la persona con TEA y realizada una evaluación previa sobre sus habilidades y capacidades, sus inquietudes, el programa busca una formación adecuada y dirigida también al perfil profesional que encaje en esta persona. Por eso este programa no consta de servicios de formación específicos, porque se prepara a cada uno con la formación que más le convenga, tal y como explica la directora técnica de la Federación Autismo Andalucía: “No hemos querido organizar cursos de formación para estas personas, que tienen por otro lado muchas carencias formativas. Han vivido en una época en la que los colegios no sabían lo que era el TEA, han pasado por niños malcriados, gamberros, problemáticos… y su nivel de estudios es bastante bajo y los puestos a los que podemos acceder son de baja cualificación. Pero lo que hacemos es buscar cursos del tema que interese a cada persona, les acompañamos, orientamos al profesorado, les explicamos cómo tienen que trabajar con ellos y hacemos un seguimiento de su inclusión en este curso. Con nuestra población, de otra manera, no habríamos tenido éxito seguro”.
Empresas ordinarias y trabajadores con TEA
Los problemas que presentan las personas con TEA para trabajar vienen determinados por el propio trastorno. Las personas con TEA tienen problemas sociales, comunicativos y de flexibilidad. Son personas que adoran la rutina, porque no son capaces de organizar bien su tiempo, sus materiales, su espacio. Y con esa dificultad, necesitan que todo sea siempre lo más parecido a la primera vez que lo ven.
Además lejos del estereotipo que existe de que las personas con TEA no quieren relacionarse, se encuentra la realidad, que es justo al contrario, no saben cómo hacerlo, pero a muchos de ellos les encanta estar con la gente. No saben iniciar los contactos y sus acercamientos son un poco extraños, según nos explica Rosa Álvarez.
Estas carencias son las que provocan una serie de problemas en la rutina de las empresas, pero también está previsto en el programa de la Federación Autismo Andalucía. De nuevo, todo parece atado y bien atado. Así, como los tiempos libres en el trabajo son complicados a la hora de relacionarse con los compañeros o de pedir aclaraciones si no han entendido algo, se trabaja mucho con el mediador, que tiene que ser lo más invisible posible dentro de la empresa y ayudar a los trabajadores de la misma, a los compañeros, a relacionarse con la persona con TEA y viceversa, que sepan cómo dirigirse a él y cómo hablarle o tratarle.
Hay empresas donde no han necesitado hacer nada porque los propios compañeros, de forma muy intuitiva, han sabido relacionarse con la persona con TEA, y hay empresas en las que ha costado mucho entablar esa relación, y eso depende también del clima laboral de la empresa, o del estrés, del tipo de trabajo…
Por estas razones, la idea del apoyo en el puesto han querido mantenerla a “rajatabla”, explica Rosa: “Normalmente estos programas tienen un comienzo y un fin en el apoyo, pero nosotros no hemos querido fijar el tiempo, depende de la persona, en algunos casos hay personas que al mes ya no necesitan ese apoyo y sin embargo hay otros casos con los que llevamos más de dos años. Y no depende sólo de la persona, también depende, y mucho, del tipo de trabajo y la empresa. Por ejemplo, en un restaurante de comida rápida trabajan chavales jóvenes que podrían ayudar mucho a las personas con discapacidad, pero resulta que cambian de turno constantemente y eso dificulta mucho la relación; hay otro caso de un chico que trabaja en un parque, está solo, no tiene compañeros… por eso con determinadas personas estamos todo el tiempo que haga falta”.
Datos y expectativas
Todavía les cuesta encontrar personas adultas con TEA, pero el programa sigue adelante porque sigue habiendo trabajo, y porque hay jóvenes que están estudiando y se acercan ya preguntando por el programa para trabajar en el futuro. Eso es bueno, afirma Rosa: “Ahora llegamos a todo el mundo que nos solicita empleo, pero buscamos más. Estamos contactando con mucha gente en etapa educativa que aún no quieren trabajar, pero quieren prepararse, lo cual nos viene estupendo, les animamos a que continúen. Aún tenemos capacidad para absorber a más usuarios que estuvieran interesados, quizás la información no llega bien a los pueblos, por ejemplo”.
Desde la Federación gestionan el programa para toda Andalucía, pero la idea es que la gestión termine siendo mixta y se haga en forma de red con todas las asociaciones. Es un servicio que cuesta mucho trabajo poner en marcha a las asociaciones, que cuentan con pocas personas y poca financiación, pero ahora están promoviendo la gestión en asociaciones y organizando cursos para formación de mediadores. La federación está creando una red de personas que conozcan el tema y sepan cómo trabajar en las distintas provincias para que al final se forme una red fuerte y que se sostenga.
En total, actualmente trabajan ocho personas en este programa, pero esta cifra a veces cambia, según llegue el presupuesto o no. A veces, a final de año hay que hacer ciertos ajustes dolorosos… “Este año hemos sobrevivido gracias al apoyo de las cajas, La Caixa, Caja de Madrid y Bancaja. Nos han apoyado mucho, pero esto tampoco hubiera terminado de arrancar sin el apoyo del servicio andaluz de empleo, que nos financia a través de programas de empleo con apoyo”, explica Rosa Álvarez, y añade: “Estamos permanentemente con la angustia de esperar a ver si al año siguiente tendremos suficiente financiación. Las empresas, algunas que han colaborado muchísimo con nosotros, también sufren la crisis y prescinden de los trabajadores, los problemas vienen por todos lados”.
Por eso, como despedida, desde la federación hacen un llamamiento, plantean una reivindicación: “Sabemos que son momentos difíciles y complicados, y todos lo estamos pasando mal, pero ellos lo van a pasar peor si no se mantiene un apoyo a este tipo de iniciativa, porque no tienen ninguna otra opción. Perder el trabajo para ellos es una tragedia”.
